Una travesía que resulta ser un desafío para aquellos que deciden emprenderla. Los valientes se enfrentarán a una selva tropical impenetrable, tan rica en biodiversidad como inhóspita: el Tapón del Darién.

Este bloque vegetal se encuentra en Centroamérica, específicamente entre las fronteras de Panamá y Colombia. Es un lugar que se ha convertido en un paso obligatorio para miles de migrantes provenientes de Sudamérica y otras partes del mundo, que se dirigen a Estados Unidos en busca del tan anhelado “sueño americano”. Sin embargo, como en esta vida nada es fácil, la caminata a través de esta región puede convertirse en una trampa mortal.

Sin duda alguna, transitar por esta área densa y majestuosa implica numerosos peligros: las mafias dedicadas al contrabando y narcotráfico, los abusos sexuales y la trata de personas, así como enfermedades y lesiones.

La fauna del Darién también representa otra amenaza para quienes transitan por este lugar, ya que pueden registrarse encuentros letales con animales como serpientes, alacranes, jaguares, tigrillos y cerdos salvajes. A esto se suma el clima inhóspito y los caudalosos ríos que hacen aún más intransitable el paso para los viajeros.

A medida que pasa el tiempo, la crisis migratoria en la selva del Darién se agudiza. Según reportes del Servicio Nacional de Migración de Panamá, durante los tres primeros meses de 2023 llegaron a esta apartada provincia 87 390 migrantes, una cifra seis veces mayor que la del año anterior, cuando se registraron 13 791 caminantes durante el mismo periodo.

Me resulta indescriptible el sentimiento que me provoca imaginar la angustia, los retos y los temores que deben enfrentar los migrantes al atravesar el Darién. Cruzar esa región puede tomar hasta diez días y se realiza en condiciones extremas de vulnerabilidad para adultos, jóvenes y familias. Luego del peligroso recorrido, llegan a comunidades indígenas de difícil acceso, hambrientos, deshidratados y en necesidad de atención médica. Sí, el Tapón del Darién puede ser una verdadera pesadilla hecha realidad.

En 1980 se creó el Parque Nacional Darién, el parque nacional más grande de Panamá, con 5 790 km². Al año siguiente fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y, en 1983, fue catalogado como Reserva de la Biosfera, también por la UNESCO. Aquí surge otro reto para esta zona: su impresionante ecosistema verde es contaminado a diario por los miles de migrantes que transitan por este corredor.

En definitiva, se habla de sobrevivir al Tapón del Darién, pero también debemos reflexionar sobre cómo sobrevivirá este paisaje natural ante tanto tránsito humano.